miércoles, 7 de marzo de 2012

Elecciones #Rusia: Relato de un periodista que se hace pasar por "karusélshik"

Tiovivo para adultos
Igor Prilipko
VL.ru

Traducido del ruso por Josafat S. Comín

En Vladivostok, un periodista infiltrado en un grupo de “karusélshiki”, nos muestra el modus operandi de estos grupos.

En las elecciones a presidente del 4 de marzo en Vladivostok, estuvieron funcionando grupos, que ejercían el voto usando cédulas de voto libre (“otkrepítelny”) de terceras personas.

Un aparentemente inocente anuncio en internet, ofreciendo trabajo: “Se necesitan mensajeros para trabajar los festivos”. Por esa “entrega de documentos en el lugar indicado”, el “trabajo con el registro civil” y el cumplimiento de “otras tareas que encomiende la persona responsable”, prometen un mínimo de 3 mil rublos.

Por teléfono me preguntan si tengo ya alguna cédula de voto y me informan de que voy a “trabajar” durante la jornada electoral.
Acordamos encontrarnos en una cafetería el 24 de febrero.

Voy equipado con mi grabadora. El coordinador se presenta como Alexánder y me explica en qué consiste el trabajo. Para participar en el “tiovivo” se necesitan dos cédulas como mínimo. La segunda se le puede pedir a un amigo, una tía o tío que no piensen ir a votar. Por cada cédula extra que consiga, prometen 300 rublos más. “Como si consigues cien, el pago es en el acto”, se despide sonriente Alexánder.

Así pues se trata de usar las cédulas el 4 de marzo. Entre las 7 y las 20h hay que recorrer los colegios electorales e ir votando. A la pregunta de a quién hay que votar, el coordinador responde que: “representamos a “Rusia Unida” así que está claro por quién”.

29 de febrero. Curso de formación.
Nos reunimos junto a uno de los edificios de la Universidad Politécnica. Hay unas 30 personas, la mayoría chavales jóvenes, estudiantes. Junto con Alexánder, aparece otra persona, otro coordinador que se presenta como Mijail. Nos conducen a la sala de conferencias del teatro Pushkin. El acto no destaca por su organización, ni por sus medidas de cautela. Los futuros “karusélshiki” se la pasan haciendo el tonto y gastando bromas sobre Putin.
¿Alguna pregunta? No hay preguntas. Muchos de los chavales, no es la primera vez que “trabajan en las elecciones” y conocen bien la “mecánica”. Nadie pregunta por el nombre del candidato. Todos lo tienen claro. Nos cuentan que en cada colegio hay que encontrar al miembro “necesario” de la comisión y junto con la cédula ajena entregar nuestro pasaporte “marcado”. En la foto del pasaporte hay que poner un trocito de celo sobre los ojos.

Día de las elecciones. 8 de la mañana. Nuestro jefe de equipo resulta ser una chica de aspecto cansado y cara de dormida, que se presenta como Sasha. En la avenida “Narodni” junto a nosotros se suben al coche un chico y una chica. Sasha nos reparte las cédulas, según lo hablado. Son diez.
Sasha no conoce bien la ciudad, le indicamos cómo llegar al lugar de encuentro en la avenida “Krasotá”. El convoy está compuesto por unos diez vehículos. En la reunión, nuestro supervisor, Alexánder nos cuenta que nuestra remuneración puede aumentar. Para aquel que lo desee y se quiera ganar mil rublos de más, puede hacer un “volcado” de papeletas. Nos aseguran que en el colegio en la calle “Mordovtsev”, todos son de los “nuestros” y nadie pondrá ningún impedimento.

Nos toca esperar bastante. Picamos algo en un puesto de la calle. Por fin arrancamos en dirección al primer colegio: la residencia de estudiantes de la universidad de Vladivostok, sita en la calle “Almirante Yumashev, 40”. Allí hay que encontrar a la presidenta de la junta, Nina.
En la entrada a la residencia hay una mujer pidiendo documentos. Lleva un pin con su nombre, "Nina". Le entrego mi pasaporte con el trocito de celo en la foto y la cédula a nombre de otra persona. Nina reacciona de modo inesperado: "los apellidos no coinciden". Me impide el paso. De acuerdo con las "instrucciones recibidas", le respondo que me he equivocado y me alejo.
Al volver al coche, me entero de que esta Nina no es de las "nuestras". En el colegio ya saben lo del celo en las fotos.Alexánder nos entrega las tarjetas electrónicas de acceso al campus de la universidad y pide que despeguemos el celo. Los coordinadores están nerviosos, pero parece que el problema ya está solucionado y los "karusélshiki" se dirigen en fila, al encuentro de la Nina "correcta".

Me quedo en el coche. Mis acompañantes regresan, después de “haber votado” sin problemas. “En el primer colegio siempre es más complicado, luego ya es todo más fácil”, nos comenta la experimentada “karusélnitsa” Annya.
De repente aparecen dos agentes de policía y se dirigen al “Honda Fit” negro. Sasha arranca el coche y abandonamos este peligroso colegio. Como se desprende después de la conversación de los coordinadores, en el “Honda”, la policía ha encontrado 7 cédulas. Los organizadores están más tensos. El “tiovivo” aminora la marcha. Parece que ahora no tienen demasiado claro el plan de acción.
Uno de los “karusélshik” se retira de la carrera. Devuelve el plano y las cédulas y se va. Nadie lo detiene. Mientras, aprovechando la ocasión, mando un SMS a la redacción.

Finalmente nos dirigimos al barrio del funicular. Una “zona complicada”, en palabras de Alexánder, en el que hay cuatro colegios en residencias de estudiantes. Se puede votar en cualquiera de ellos y yo me dirijo al colegio nº 1347 en la calle Derzhavin, 19. No hay ningún letrero en las mesas de la comisión, así que me siento, a voleo, en la más lejana. El miembro de la comisión contrasta los datos de la cédula y del pasaporte. Por su reacción se le ve algo perplejo. En ese momento se le acerca otro miembro de la comisión y le “ayuda” a rellenar los documentos. Me entregan la papeleta electoral. En la cabina marco todas las casillas.

El “tiovivo” se dirige al centro de la ciudad, a “nuestro” colegio en el edificio de la universidad de la calle Mordovtsev, 12. Esperamos un rato en una cafetería cercana. La jefe de equipo Sasha, nos cuenta que ella no puede dejarse ver por allí, ya que da clases los sábados.

El colegio de la calle Mordovtsev, resulta ser especialmente interesante. En la página web de la CEC de la región Primorski no aparece y en la página donde puedes conectarte a las cámaras web de todos los colegios, tampoco. Pero el grupo de jóvenes con sus cédulas y sus papeletas avanza seguro hacia el edificio de la universidad, donde ejercen el voto sin problemas. De la redacción me dicen, que hay otro de nuestros corresponsales, al que le niegan la entrada al edificio. Después de montar un pequeño escándalo con un teniente de la policía, de apellido Scherbin, el periodista consigue entrar en el edificio, encontrando un colegio a primer vista normal, con su comisión, sus electores y su urna de votación. Como descubrimos más tarde, éste es un colegio electoral de “reserva”.

 Después de pasar varias horas en la cafetería, mi grupo, sin haber votado, se dirige a la avenida Narodny. El colegio se encuentra en el liceo de la Universidad de Vladivostok, en la calle Bulbarnaya, 15. Sasha propone hacer un “volcado” de papeletas. La otra chica “karusélnitsa” y yo asentimos. Para recoger las papeletas hay que sentarse en un Nissan X-trail blanco de los coordinadores.
Me siento. En el “cuartel general” de los “karusélshiki” reina el pánico. Una de las chicas del Honda negro, se ha puesto a llorar en comisaría y a delatarlos.
Alexánder me explica como echar las papeletas en la urna y me entrega cinco, perfectamente alineadas. Hay que depositarlas con cuidado de no dejar caer ninguna. De la redacción me llega un SMS, diciendo que ni se me ocurra hacerlo.
Me dirijo al colegio con las cédulas y las papeletas debajo del brazo. Los coches de los coordinadores se quedan a unos 50 metros de la valla que rodea el edificio. Entiendo que ha llegado la hora de abandonar el “tiovivo”. Busco como salir sin que me vean. Me toca saltar la valla. En el patio vecino me está esperando un coche de la redacción. Nos dirigimos a la Fiscalía.

P.S.: Al “incrustarme” en un “tiovivo”, para llevar a cabo esta investigación periodística, esperaba encontrar algo parecido a un mecanismo infernal, a una máquina de falsificación bien engrasada, sin fallos. Pero lo que vi, fue miedo y desconcierto. Esta gente no está a gusto con lo que hace.
Así fue como la redacción de VL.ru, consiguió hacerse con 9 cédulas a nombre de diferentes personas, 5 papeletas con la casilla de Putin ya marcada, y una tarjeta de acceso del campus de la Universidad de Vladivostok, que se supone que solo puede tener un estudiante o docente de la universidad, con su correspondiente foto, nombre y número. La tarjeta que nos entregó el coordinador del “tiovivo” no iba firmada.

Recordemos, que según los resultados del escrutinio e la región de Primorski, Vladímir Putin ganó con un 57,31% de los votos. Según la presidenta de la CEC, Tatiana Gladkij, en Vladivostok, las elecciones “transcurrieron con normalidad”, sin “incidencias reseñables”.

http://josafatscomin.blogspot.com/2012/03/relato-de-un-periodista-que-se-hace.html

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